Mientras gigantes como Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) e Intel dominan la fabricación mundial de chips, México se inserta en la cadena de valor de los semiconductores desde un eslabón de alto conocimiento, como el diseño de circuitos integrados o microchips para aplicaciones médicas e industriales.
México aspira a una mayor autonomía tecnológica; sin embargo, la instalación de una planta fabricante de semiconductores en el país aún es un horizonte lejano y de enorme complejidad, que requeriría una inversión de miles de millones de dólares y un plazo estimado de 10 años, explicó en entrevista Julio Hernández, diseñador digital de Kutsari Puebla.
Kutsari es una iniciativa que opera desde las instalaciones del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) en San Andrés Cholula, que se centra en el diseño. “Nuestra ventaja competitiva está en el capital humano, somos un equipo que crea los planos del chip”.
El primer fruto de esta apuesta es Tonantzin 1, un circuito integrado multipropósito capaz de leer señales eléctricas como voltaje, corriente e impedancia. Sus aplicaciones son desde un sensor portátil para detectar falla renal mediante la medición de creatinina, hasta sistemas para identificar arsénico en agua o desarrollar métodos no invasivos para la detección temprana de cáncer de piel y mama.
Kutsari es dirigido por Innova Bienestar, una paraestatal para la soberanía tecnológica. “No tenemos presupuesto asignado, debemos generar recursos vendiendo propiedad intelectual, chips o soluciones finales”, señaló Hernández.
La etapa de comercialización está a cargo de un área específica de Innova, que planea lanzar una versión miniaturizada y portátil del Tonantzin 1 el próximo año.
La escasez mundial de diseñadores de semiconductores representa una oportunidad para México, “hay una carencia global de personal de alto valor agregado en áreas como electrónica, física y matemáticas, por ello, encomendamos la capacitación acelerada”.
