Ayer, cuando la presidenta Sheinbaum y sus propagandistas se batían para negar algo en ellos tan moralmente inaceptable como el acarreo en el mitin del sábado (“Nunca aceptaríamos eso, siempre hemos estado en contra de cualquier dádiva a cambio de participar en un evento”, dijo la mandataria). Ayer, cuando se negaba el acarreo con frases, un funcionario del gobierno hacía un elogio de la verdad. Me refiero al almirante Juan José Padilla Olmos, director del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Le pregunté sobre los retrasos en las obras rumbo al Mundial. Con serenidad, el almirante reconoció que, en vez de ir al 30-35%, el avance en los remozamientos estético, funcional y operativo rondaba el 20%, y explicó por qué sin echar culpas. Luego comprometió que gran parte de los trabajos estarán concluidos en mayo, a tiempo. Lo más notable, sin embargo, fue su falta de altisonancia en una era en que todo lo que produce o dice producir la 4T debe ser presumido con pomposidad.
El almirante expresó a manera de remate: “Para mayo tendremos un mejor aeropuerto del que tenemos ahora”. Punto. Una frase poco ambiciosa, pero que suena a verdad: por sencilla, veraz, clara, lógica. Y porque admite una pronta confirmación. Una pincelada de humildad, también, en el fastuoso movimiento de los 600 mil asistentes voluntarios.
