SANTIAGO DEL ESTERO (Enviado especial).- “Racing y Estudiantes son dos de los mejores equipos del país, tienen el premio de llegar a un último partido y fijarse quién es mejor”. La presentación de lo que será la final del Clausura no corresponde a un analista externo ni tampoco a un hincha. Es de Eduardo Domínguez, el técnico del Pincha, que como reflejo de las vueltas del fútbol estuvo al borde de marcharse sin jugar los playoffs y este sábado sueña con otra vuelta olímpica.
“Para mí lo único que cuenta es poder salir campeón, eso es lo que tenemos que tener en la cabeza”, había enfatizado Gustavo Costas, el entrenador que inyectó esa voracidad ganadora a un plantel de Racing que hizo de la épica un escenario siempre posible y de la gloria, una posibilidad concreta.
Tanto para Costas, un volcán de pasión que se desata al costado del campo de juego en cada partido, como para Domínguez, que siempre tiene la pausa necesaria antes de soltar frases contundentes sin elevar el tono, conquistar el campeonato argentino significaría más de lo que creían hasta hace un par de meses, cuando la Copa Libertadores les quitaba el sueño a ambos.
De no haber sido por las manos de Agustín Rossi, quien atajó dos penales en la definición de cuartos de final, Estudiantes se hubiera encontrado con Racing en las semis del máximo certamen continental. Y si Rossi no hubiera tenido reflejos brillantes en Avellaneda, tal vez Racing hoy podría jugar el Mundial de Clubes del que Flamengo es protagonista.
Los escenarios soñados de Costas y Domínguez, líderes que con distintos perfiles se ganan la fidelidad de los jugadores que dirigen, ahora se reescriben y apuntan a una imagen que sólo uno de los dos hará realidad: levantar el trofeo doméstico en el estadio Madre de Ciudades.
En la lejana y ya clásica sede de los partidos definitorios del fútbol nacional, dos equipos con jugadores destacados y títulos que respaldan las esperanzas de sus hinchadas van a procurar imponerse futbolística, física y mentalmente. Racing, el representante más sólido de Argentina en los torneos internacionales de los últimos dos años. Estudiantes, el que dio vueltas olímpicas domésticas en las temporadas 2023 y 24.
Pero como “a la gloria no se llega por un camino de rosas”, como les decía Osvaldo Zubeldía a sus muchachos del Estudiantes multicampeón del cierre de la década del 60, el equipo de Domínguez transitó la delgada línea de estar al borde de la eliminación en la etapa regular. Pese a perder con Argentinos en la última fecha, en La Plata, se metió por la ventana producto de una sucesión de resultados que lo pusieron ante un punto de inflexión: jugar con Rosario Central.
El título otorgado arbitrariamente al Canalla disparó, paradójicamente, una reacción que pasó al campo de juego. De espaldas al plantel coronado sorpresivamente como campeón de Liga, Estudiantes inició el camino que hoy lo tiene de cara a la conquista de otro campeonato. La sanción posterior por aquel gesto colectivo de rechazo a un título extra-reglamentario fortaleció a un plantel que tambaleó tras el adiós a la Libertadores.
Racing, en cambio, transformó con una impactante capacidad el revés internacional en alimento espiritual para ir a la caza del título local. Y antes de vender cara la derrota en la serie con Flamengo, también había hilvanado una serie de resultados positivos que le permitieron mantener latente la chance de jugar los mata-mata.
La Academia de Costas lleva 12 partidos sin caídas (ocho victorias y cuatro empates), con apenas tres goles recibidos y 10 vallas invictas. Facundo Cambeses, a quien sólo River pudo anotarle -por partida doble- en octavos de final, es el caso testigo de cuánto influyó la decisión del técnico para torcer el rumbo en momentos complejos. Sacar a Gabriel Arias, referente y ganador de seis títulos desde que llegó al club, no era sencillo. Costas, que reconoció haber sufrido por esa determinación, lo hizo y Cambeses justificó la modificación.
Nazareno Colombo, hasta inicios de esta temporada siempre resistido y murmurado, recibió la bendición de Costas y con un nivel muy alto en partidos electrizantes también respaldó la confianza del conductor del plantel. El Racing finalista del Clausura está cruzado por la adaptación a las dificultades y los cambios de nombres que no resintieron una forma de sentir. Porque la Academia sigue siendo visceral.
Pero la final implicará un desafío extra: intentar ganarle por primera vez al Estudiantes de Domínguez. De los cuatro enfrentamientos que tuvieron entre 2024 y 25, el León celebró en tres ocasiones, mientras que la restante terminó con un empate sin goles, el año pasado. En el cierre de la temporada pasada, cuando Racing acababa de consagrase en la Sudamericana, el Pincha arruinó la fiesta en el Cilindro, donde se impuso 5-4. Tanto en el Apertura como en el Clausura, también tuvo victorias, en La Plata (2-0) y Avellaneda (1-0), respectivamente.
El último de estos tres triunfos seguidos para Estudiantes ante la Academia lo firmó Guido Carrillo, quien cumplió una sanción de cuatro fechas y reaparecerá en el equipo titular. Aquel gol que convirtió en el Cilindro resultó especial para él, quien pidió postergar una cirugía por una lesión en el tabique nasal y facturó tras un error de Agustín García Basso. El zaguero de Racing, que en ese entonces estaba en un nivel muy bajo, recuperó su mejor versión y hoy intentará tener revancha.
La estadística no sólo le sonríe a Domínguez ante Costas, ya que en 2021, como técnico de Colón, fue campeón de la Copa de la Liga al golear 3-0 al Racing de Juan Antonio Pizzi, en San Juan, sin público debido a la pandemia de Covid-19. Estudiantes, tierra de cábalas a las que denominan sencillamente como costumbres, también se envalentona por el escenario de la final: ya se consagró dos veces en el Madre de Ciudades.
El año pasado, el Pincha -que este sábado estrenará sponsor en las mangas de su camiseta, ‘Mercado Libre’, la empresa que creó Marcos Galperin, que lo acompañará durante todo 2026- dio dos vueltas olímpicas ante Vélez: la primera fue por penales, en la Copa de la Liga, mientras que en la segunda goleó 3-0 para alzar el Trofeo de Campeones. Domínguez, que ya acumula tres títulos con el equipo platense, el lunes recordó a un prócer de la casa como Alejandro Sabella. El quinto aniversario del fallecimiento del último técnico que le dio la Copa Libertadores a Estudiantes coincidió con la victoria en el clásico ante Gimnasia, en el Bosque, en una semifinal que paralizaba a la ciudad.
“Sabemos el peso y el legado que ha dejado Alejandro en la institución. Tenemos la suerte de entrar todos los días al country (de City Bell, donde entrena el equipo) y leer lo que él constantemente manifestaba. Y es lindo hacer. Porque decir y no hacer es queda en la nada. Y él enseñó ‘más nosotros, menos yo’”, graficó el Barba el significado de Pachorra.
Para Gustavo Costas, hijo futbolístico de Alfio Basile, la premisa es sencilla: “en Racing hay que salir campeón, hay que apuntar a lo más alto y no tener miedo”. Así lo muestra su equipo, que va con el corazón en la mano y hasta el último suspiro busca la victoria en todos los escenarios. Llegó a la final por ganarle a Boca en la Bombonera, donde se destrabó Adrián Maravilla Martínez, el goleador del ciclo que ya exhibe en las vitrinas la Sudamericana 2024 y la Recopa 2025.
“Vamos a ganar 1-0 con gol de Maravilla”, había vaticinado antes del partido Santiago Sosa, el baluarte que juega con una máscara por la fractura de malar que lo dejó al margen durante un mes y que regresó con la misma determinación de siempre. Sosa, ausente en el clásico con Boca por haber sido expulsado ante Tigre, brilló en el agónico 3-2 contra River, su ex club, en los octavos de final. Con su regreso, Costas recupera mente fría y corazón caliente para ocupar el mediocampo y también la defensa.
En la última línea, Gastón Martirena vuelve a estar disponible (también lo echaron ante el Matador), pero Facundo Mura seguiría en el lateral derecho. El motivo, vigilar a Edwuin Cetré, el punzante y peligroso extremo que desbordó para servirle el gol a Tiago Palacios en la victoria ante Gimnasia. En el banco de los suplentes aguardará como alternativa para los centrales Marcos Rojo, campeón de América con Estudiantes que después de un segundo mal paso quedó señalado por el público pincha.
Juan Sebastián Verón, suspendido en su función de dirigente, desafiará la propia lógica de su costumbre de no presenciar las finales: estará en una de las plateas del estadio de la provincia en la que Pablo Toviggino, mano derecha de Claudio Tapia, es un hombre muy fuerte.
Santiago del Estero, que comienza a tener en sus calles un desfile de camisetas celestes y blancas y otras pintadas de albirrojo, contará con un partido con historias y presentes potentes que invitan a imaginar en un duelo de alto impacto. Racing y Estudiantes, ante una multitud, mano a mano por aquello que les perteneció tantas veces y también les suele pertenecer en estos tiempos: la gloria.



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